
Los climas en un concierto de Jazz son diferentes a los demás géneros musicales. En principio el ambiente es fundamental para este tipo de sonidos y el contacto visual va muy acompañado de la música. Paul Dourge, un bajista, guitarrista y además cantante, brindó un concierto el sábado en Notorious junto a su banda, que lo acompañó en cada momento durante el viaje de la sensación, el romanticismo y el placer sonoro.
El lugar por fuera dibujaba una disquería. No muy grande, el contenido de los trabajos eran variados, pero el Jazz, el blues y el rock predominaban las bateas. Al pasar una cortina negra, el viaje comenzó. Era el lugar donde Paul iba a relajar a las decenas de personas que estaban allí presente esa noche.
El lugar por fuera dibujaba una disquería. No muy grande, el contenido de los trabajos eran variados, pero el Jazz, el blues y el rock predominaban las bateas. Al pasar una cortina negra, el viaje comenzó. Era el lugar donde Paul iba a relajar a las decenas de personas que estaban allí presente esa noche.
En las 35 mesas que ocupaban Notorious se observaba un mantel blanco y una vela encendida, que hacía juego con las luces tenues que abarcaban el aire del bar de la avenida callao al 900. Los presentes, entre ellos parejas, grupos de amigos y familiares del músico, aproximaban la hora del concierto disfrutando la comida que ofrecían allí. La música que sonaba de fondo por los parlantes era suave y cálida, acorde con lo que los ojos veían a cada instante.


Los climas durante el concierto de trece temas que dio el solista junto con su banda fueron siempre por el mismo camino, aunque las arterias fueron sintiendo diferentes sensaciones en los presentes. En los temas románticos Paul siempre decide darle un toque más intimista a este tipo de canciones: “A veces hago contacto visual con mujeres, no para seducirlas, pero uno arriba del escenario es músico y actor a la vez, porque estás interpretando una historia, una letra”.
El tercer tramo del viaje lo encontró a Gonzalo Aloras. Un invitado que trabajó con su guitarra y su voz para cautivar aún más a las personas que presenciaban el show en Notorious. Las caras terminaban en un mismo punto: relajación y sonrisas. Las sensaciones, por su parte, los aceleraban aún más. La intimidad fue el dominio por completo de los músicos, que, a base de sonidos auténticos, lograron ser pilotos de un viaje por todos los climas para terminar en un mismo punto: el sentimiento romántico del jazz.
Jonatan Saiz
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